Resumen de: «Principios éticos» del libro «Principios de la permacultura y senderos más allá de la sustentabilidad» de David Holmgren.

¿Qué es la permacultura?

Holmgren empieza definiendo la permacultura desde diferentes perspectivas.

Primero apunta que la gente, sus edificaciones y cómo se organizan son temas centrales para la permacultura. En este sentido la permacultura tiene como visión «Un mundo de paisajes diseñados de manera consciente que imitan los patrones y relaciones que se encuentran en la naturaleza, y que cosechan una abundancia de alimentos, fibras y energía para proveer para las necesidades de las comunidades humanas locales.»

En este contexto la permacultura es «el uso del pensamiento sistémico y de principios de diseño que proporcionan el marco estructurante para implementar esta visión. Junta diversos ideas, habilidades y maneras de vivir que tienen que ser redescubiertos y desarrollados para empoderarnos a transformarnos de consumidores dependientes en ciudadanos responsables y productivos.»

Y puede ser usada para «diseñar, establecer, gestionar y mejorar todos los esfuerzos que hacen individuos, hogares y comunidades para construir un futuro sustentable».

Holmgren también nombra la definición de Bill Mollison que describe la permacultura como «ciencia integrada de diseño». En este sentido la permacultura es una ciencia aplicada que busca mejorar el bienestar de la gente a largo plazo. 

Otro aspecto importante en ella son sus fundamentos holísticos, éticos y ecológicos que hacen que la permacultura trabaja con una perspectiva mucho más amplia que las ciencias tradicionales a las que denomina «reduccionistas».

Radicalidad del cambio necesario

Una idea fundamental en la permacultura es que hace falta un cambio profundo y radical en nuestra cultura, para pasar de la cultura industrial a una cultura sustentable.

Esta necesidad se basa en la idea de que nuestra sociedad es energéticamente insostenible. Qué llevamos unos siglos de crecimiento rápido gracias a la explotación de las energías fósiles, pero que, cuándo se acabe el fácil acceso a esta energía de manera inevitable va a venir un descenso energético. Es decir, ahora mismo tenemos un estilo de vida que tiene un alto coste energético y dentro de poco ya no tendremos los medios para sostenerlo.

Dentro de este contexto la permacultura es una herramienta para acompañar este descenso energético de manera controlada y consciente.

En este descenso hacen falta muchos cambios prácticos, por ejemplo hace falta que pasemos del uso de energía y recursos no renovables, al uso de energías y recursos renovables, con un flujo de materia circular en vez de líneas. En la práctica concreta esto implica entre otras cosas: pasar de unas estructuras organizativas centralizadas a redes distribuidas, de trabajar a gran escala a muchos núcleos trabajando a pequeña escala, de una sociedad de movimiento rápido a una de movimiento lento… 

Esta cultura sustentable puede que esté lejos, que tardemos unos siglos en llegar a ella, pero es necesario que empecemos a construirla. Y la reconoceremos cuándo nos veamos en una cultura que es capaz de cubrir las necesidades humanas a largo plazo y que a la vez cuida y mantiene su entorno ecológico.

Valor y uso de principios

Los principios en la permacultura son afirmaciones breves que nos sirven de apoyo a la hora de desarrollar diseños complejos de paisajes físicos y sociales que imitan a la naturaleza. Son aplicables universalmente y se descubren  tanto observando a la naturaleza cómo a sociedades pre-industriales sustentables. Si observamos el mundo que nos rodea podremos descubrir ejemplos de su funcionamiento continuamente. Para afinarlos hace falta un proceso continúo de cuestionar y mejorar estos principios y su uso.

En la permacultura hay dos grupos de principios, por un lado están los principios éticos que fueron destilados de la investigación de éticas comunitarias de diferentes contextos tradicionales y cooperativos. Estos tres principios son compartidos en toda la comunidad de la permacultura.

Por el otro lado están los principios de diseño que son afirmaciones pragmáticas enfocadas a apoyar la viabilidad de diseños. Hay muchas versiones diferentes de ellas.

Principios éticos

Las éticas son principios morales que se usan para guiar nuestras acciones hacia resultados buenos para el común y nos alejan de resultados dañinos.

Sirven como limitaciones a nuestros instintos y otras construcciones de beneficio propio y a corto plazo. Son mecanismos culturalmente evolucionados que nos proporcionan un interés propio más ampliado, una consciencia del «nosotros» y una comprensión de resultados deseables y no deseables a largo plazo. Debido a nuestra capacidad energética y de acción alta actual se vuelven más necesarias las éticas para limitar acciones dañinas.

Esta mirada que incluye las éticas en el funcionamiento ecológico y la base de la sustentabilidad de una sociedad las vuelve centrales en una cultura del descenso energético.

Cuidado del planeta

A la hora de hablar del cuidado del planeta la primera reflexión de Holmgren es negativa: La idea de administración de la tierra es peligrosa porque nos podemos perder en su abstracción e implica que nosotros sepamos cómo hacerlo, tanto a nivel de poder cómo de sabiduría. Y en ambos niveles nos falta mucho.

En este significado él prefiere la hipótesis de gaia, que ve el mundo como sistema autoorganizado. En este sentido muchos «desastres naturales» pueden ser interpretados como mecanismos del control de este sistema natural autoorganizado mundial. Estos «desastres» nos neutralizarán si seguimos actuando de maneras que generan desequilibrios en los sistemas naturales. En este significado la ética de cuidado de la tierra pide vivir en harmonía con los sistemas naturales no solo porque es correcto, sino también porque si no lo hacemos podemos «ser rechazados y anhelados por nuestra madre».

Dónde Holmgren sí ve un rol de administración y cuidado es del territorio concreto en el que vivimos: nuestra bioregión ante la que tenemos una responsabilidad personal y colectiva. Allí como persona y como comunidad nos debemos preguntar: ¿Hacemos lo posible para dejarlo en mejor estado que lo encontramos?

Las claves básicas del cuidado que nombra son: aceptar el valor intrínseco de todas las especies, reducir nuestro impacto al mínimo y cuando matamos hacerlo con respeto, cuidado y utilidad.

En este punto, cómo en muchos otros, nombra la sabiduría ingígena como fuente de aprendizaje.

Cuidado de las personas

La permacultura es una filosofía centrada en los humanos en el significado que pone en el centro cubrir las necesidades y aspiraciones humanas, ya que está dentro de nuestras capacidades y deseos transformar nuestra situación propia. Tanto a nivel personal como comunitario implica asumir nuestra responsabilidad por las situaciones en las que nos encontramos.

Dentro de este contexto Holmgren nombra al autocuidado cómo una parte importante. El aspecto más obvio de ello es cuidarse para poder seguir aportando al común. Otra parte, si el autocuidado lo tomamos cómo coger un rol activo a la hora de producir lo que necesitamos, tratar de cubrir nuestras necesidades nosotros mismos y a través de redes locales, ayuda a reducir nuestra dependencia de la economía global, reemplazándola con economías de hogar y locales, y así reduce la demanda que sostiene las injusticias actuales. Así la idea «Cuida de ti mismo primero» no la ve cómo una invitación a la avaricia sino como un reto a crecer en el cuidado de las personas.

Una clave central en este tema es cambiar nuestro enfoque de los deseos materiales a las prácticas no-materiales que ayudan aumentar nuestro bienestar: caminar, jugar juntos…

Limitar consumo y reproducción, y repartir excedentes

El mundo natural nos ofrece una paradoja entre abundancia y limitaciones. Por un lado la naturaleza está llena de limitaciones, desde nuestra mortalidad, a los posibilidades de una región, a los límites del planeta, y por otro lado la naturaleza genera abundancia. Esta abundancia se siente con más claridad dentro de los límites, por ejemplo cuando tenemos cierta fruta solo en su temporada local.

Cuándo tenemos una sensación de abundancia genera la confianza de estar acogido y seguro, y con esto fomenta el impulso humano de cuidar. Por el contrario, la sensación de escasez alimenta nuestra dinámica cultural de indulgencia excesiva y acumulación para compensar.

Otro aspecto importante es ser muy conscientes de nuestra posición en la sociedad global, es decir si somos de aquellos privilegiados que estamos consumiendo por encima de lo que da nuestro entorno. Entonces es importante limitar nuestro comportamiento para acercar nuestro estilo de vida a los límites reales del planeta. Esto puede llevar a decisiones dolorosas, pero también a hábitos que nos hacen más resilientes.


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