En ‘Pararse a observar’ hablo de que es necesario esto, hacer paradas en las que las observaciones pueden entrar. ¿Pero realmente la observación se hace así, sentada en una piedra, observando el mundo que me rodea?

No de todo. Hay cosas que se observan bien así, otras no.

Si me paso toda la vida observando un río, viendo cómo fluye, cómo entran los seres y salen mojados, cómo algunos nadan, otros bucean y otros se hunden, viendo que los peces viven dentro, y los otros seres salen mojados, que la madera flota, pero la roca no… Hay muchísimas cosas que puedo observar desde afuera. Pero hay otras que entenderé mejor, o incluso solo las entenderé si yo misma me meto en las aguas. Recién al sentir el frío del agua entenderé los gritos que algunos emiten al sumergirse, recién al hundir la cabeza descubriré que el mundo se percibe diferente debajo del agua, recién al flotar yo conoceré las sensaciones que conlleva. Nunca sabré que significa estar mojada sin mojarme yo.

Así que, hay una parte de observación que se hace desde afuera, observando el mundo desde la distancia. Pero también hay otra parte que se hace interactuando, sumergiéndose, mojándose. Y, esto sí, luego pausando para poder integrar los nuevos conocimientos.

En este significado el principio «Observa e interactúa» me parece muy bien formulado. Porque no solo llama a sentarme en una piedra, sino también a observar a través de la experimentación.

Principio 1: Observa e interactua

«La belleza está en los ojos del que la percibe.»

En la permacultura se habla mucho del diseño, por ejemplo de la huerta bien diseñada. Pero a lo mejor, antes de poder diseñar bien la huerta necesito un tiempo de observación experimental. Planto, sí, pero planto para conocer. Planto lechugas en diferentes partes del terreno. ¿Dónde crecen mejor? ¿Dónde las comen menos? Les doy diferentes cantidades de agua o abono. ¿Qué diferencia hay? Les ordeño de diferentes ritmos, a algunas les quito unas hojitas al día, a otras una vez a la semana todas las hojas menos el corazón. ¿De qué patrón de cosecha se recuperan mejor? ¿Cuánto más o menos puedo sacar de una lechuga según cómo la trate?

Y esto solo es experimentando con una especie, faltan todas las demás y encima sus interacciones… Hay mucho por probar y descubrir.

Por esto una gran parte de la observación se hace interactuando, no sentada en la piedra.

Y esta sí se me da mejor, ya que me encanta sumergirme en la vida. Estoy en ello todos los días. Sea mi huerta de azotea, que aún después de tres años es más espacio de aprendizaje que de producción, o a la hora de promocionar y materializar mis cursos. Todo el tiempo estoy interactuando, experimentando cómo el mundo me responde a ciertas acciones.

Pero aún así, puedo sacarle más aprendizaje si solo me tomase el tiempo a sentarme y recoger lo aprendido. Y a veces sencillamente pararme más a observar desde afuera.

Cada persona tiene sus fortalezas y sus debilidades, en general y a la hora de observar. Aquí he reflexionado sobre las mías. ¿Y tú? ¿Cuáles son las tuyas?

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